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Mi caminar en el tiempo

Mi caminar en el tiempo

En un mes donde vemos el año por delante como un reinicio de tiempo y espacio nos trazamos metas porque pareciera que nuevamente la cuenta del tiempo ha recibido un depósito redondo de 12 meses! 365 días para alcanzar todo aquello que el año anterior quedó pendiente. Y justo ese último miércoles de enero, llegamos a la Refineria en el sur de Winnipeg y Vero nos pregunta:

¿Sí alguien te regalara tiempo qué harías? ¿De que disfrutarias?

Se observa un silencio en el grupo, una reflexión absoluta y es ahí donde se desarrolla uno de los temas más interesantes – la fascinante y escasa relación que tenemos con los minutos y segundos que cada día nos regala.

Durante mi segundo año en la universidad un profesor dijo muy seriamente: “Grabense esto, los dos recursos más escasos son el dinero y el tiempo.” Y eso es cierto en cualquier contexto, pero con el pasar de los años aprendí que el dinero se gana, se pierde, se acumula o se acaba dependiendo del empeño que se le ponga a la actividad que lo genera. Si se pierde, con esfuerzo puede volver a ganarse; y si se acumula con el tiempo puede disfrutarse. El asunto es que el tiempo pasa segundo tras segundo y no puede volverse atrás. Podemos ahorrar dinero, pero no podemos detener el tiempo, mucho menos guardarlo o recuperarlo. Y entonces, Vero, al poner el tema en el centro de la reunión mueve como una  placa tectónica la reflexión sobre el uso que le damos o quisiéramos dar a nuestro recurso más preciado.

Cada una en su turno y a su ritmo habla sobre su tiempo. Mi tiempo, mi tiempo dividido, mi tiempo perdido, para algunas a veces cocinar o manejar es perder el tiempo, para muchas es disfrutar el tiempo. Pero todas coincidimos en que el tiempo ganado es tener tiempo para nosotras mismas. Es poder dedicarle tiempo a lo que nos gusta hacer, para leer, para tomar un café a solas, con amigas, con nuestra pareja, para hacer deporte, para ir a nadar, caminar, correr. Es poder dormir sin culpa o pena. Es poder sentarse en silencio y meditar desde nuestro interior. Es orar, es compartir, es acompañar.

La noción del tiempo es muy individual y depende mucho de la etapa de vida que estamos llevando. Cuando somos mamás de hijos pequeños la maternidad se vuelve el centro de nuestra vida, en ella invertimos la mayor parte de nuestra atención, tiempo y recursos. Pero conforme los hijos van creciendo también cambian nuestras necesidades y experimentamos un cambio en la forma que usamos nuestro tiempo. Esas etapas como cuando iniciamos la maternidad o nos mudamos a Canadá, se dan un período de transición que empleamos para conocer lo nuevo. Para conocernos a sí mismas y evaluar lo que queremos lograr, en la persona que nos queremos convertir. Es una metamorfosis en nuestra identidad profesional y social que requiere el uso y la inversión de tiempo y esfuerzo para enfrentarnos a un mundo nuevo y desconocido. Es un tiempo de calidad muy valioso que nos permite meditar sobre lo que dejamos en nuestros países, lo que somos ahora y lo que queremos lograr y llegar a ser cuando alcancemos incorporarnos a la vida en Canadá y nos identifiquemos como latinas-canadienses. 

La biblia dice que hay tiempo para todo y que todo llega a su tiempo y dentro de ese premisa lo bello de este Círculo es ver como el proceso de todas a pesar de parecer el mismo, no es igual. Emigrar es un plan personal de vida y cada una lo vive desde su decisión de partir hacia otro país, desde el desapego de los familiares que quedaron atrás, su cultura y sus tradiciones. Desde lo mucho o lo poco que le costó o valoró tener que hacer oficios a los que no estaba acostumbrada en el diario vivir. Para las que tienen hijos, significa haber perdido a su tribu de apoyo para cuidar y ayudar con los niños. Después de todo aquí somos todo y hacemos todo. Y a partir de ese cambio aprendemos administrar y a valorar cada momento de formas ajenas a lo que era costumbre. Empezamos a valorar diferentes cosas, amamos a nuestro país y a los nuestros, pero la vida cambia cuando establecemos planes y nos vemos frente a un abanico de retos y oportunidades. 

Esta transición nos saca de la zona de confort impulsándonos a confiar, a asimilar, a aterrizar en nuestra nueva realidad, a reconocer nuestras fortalezas, a enfrentar nuestras dudas e inseguridades, nos obliga a renunciar, a ir venciendo el miedo, a soltar y desencadenar el bagaje. Sin darnos cuenta durante este tiempo renacemos y crecemos para encontrar el potencial que tenemos oculto para lograr la calidad y estilo de vida que perseguimos al tomar la decisión de emigrar para restablecernos y reconstruirnos.

En una sesión que sobrepasó las tres horas descubrimos que todas pasamos por épocas donde nos fuimos dejando atrás. Donde estuvimos para todos, menos para nosotros mismas, y descuidamos lo que más nos gusta, lo que disfrutamos, y no en un plan de queja, si no en un momento de reflexión donde cobró vida que para estar y cuidar de los demás los más importante es cuidarnos y estar para nosotros mismos. Si yo estoy bien, los demás estarán mejor, porque les daré lo mejor de mi y yo también recibiré. 

Te invitamos a hacer esta reflexión en casa o tal vez con un grupo de amigas haciéndote las siguientes preguntas: 

¿Si alguien me regalará tiempo que haría? ¿De que disfrutaría?

Cuál es o fue:

  • Mi tiempo dividido
  • Mi tiempo perdido 
  • Mi tiempo muerto
  • Mi tiempo ganado 
  • Mi tiempo en transición 
  • Mi tiempo libre 
  • Mi tiempo de calidad 
  • Mi noción del tiempo 
  • Y ¿Cómo administro mi tiempo?

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Descargo de responsabilidad (disclaimer)

Este blog y sitio web tienen como fin alcanzar un mayor porcentaje de la comunidad hispano hablante de Winnipeg y Canadá. Es un blog de opinión y apoyo comunitario que refleja los temas desarrollados durante sesiones presenciales del Círculo de Mujeres Winnipeg. No debe ser interpretado como ayuda profesional. Si considera necesitar apoyo emocional o psicológico debe consultar con su médico de familia/confianza o con un terapeuta certificado.